Si ocurre como en otras revoluciones tecnológicas, la llegada de la inteligencia artificial (IA) mejorará en primer lugar la productividad de las start-ups y de las grandes empresas, según el investigador de The Productivity Institute Dirk Pilat. Las start-ups, porque empiezan de cero incorporando la IA desde el principio. Y las grandes, porque tienen mejor capacidad en sus equipos directivos para adaptar la organización a los posibles nuevos productos y procesos que permita la tecnología. A Pilat, que antes trabajó para la OCDE como vicedirector en el área de Ciencia, Tecnología e Innovación, le preocupa que esa diferencia en el ritmo de adopción termine convirtiéndose en otra razón para agrandar la brecha de productividad entre grandes y pequeñas empresas. Un factor a tener muy en cuenta en un país como España, donde las pymes tienen tanto peso en el tejido productivo.
Consciente de los riesgos de dejar sin regulación una tecnología que en el futuro no tan lejano podrá tomar decisiones médicas, legales o de contratación, Pilat también habla de la necesidad de dejar espacio para que las empresas innoven en procesos y productos a partir de la IA. “Muchos de mis colegas estadounidenses dirían que Europa ha regulado demasiado rápidamente la IA, especialmente para un continente que no tiene ningún gran jugador en el sector”, dice. En cualquier caso, explica, todavía falta un tiempo para que empecemos a ver cambios introducidos por la IA en la forma de trabajar de empresas tradicionales, “no solo en Meta o en Google, sino en pequeños bancos, tiendas y hoteles.
Fuente: El País