En medio del ruido que genera el debate sobre la industria cárnica en Catalunya, Vall Companys trabaja con discreción para mejorar los estándares de sostenibilidad y bienestar de los animales al mismo tiempo que mantiene sus niveles de producción, En Alcarrás, un pequeño municipio leridano del Segria que la película del mismo nombre ha convertido en símbolo del sector agrario, la multinacional catalana, que es el principal productor porcino y cuarto agrícola de Europa, ha puesto en marcha una granja piloto para probar tecnologías que reduzcan las externalidades de la industria.
Vall Companys define estas instalaciones especializadas en porcino como su Granja 5.0. “Es un banco de pruebas donde introducimos innovaciones tecnológicas para ver si tiene sentido trasladamos al resto de granjas”, comenta el director de sistemas industriales de Vall Companys, Joaquín Terés, Además, el grupo también ensaya sistemas tecnológicos de terceros para verificar su efectividad. *Es una buena manera para que nuestros ganaderos puedan descubrir qué soluciones son las más adecuadas”, añade.
Los programas implementados utilizan tecnologías de última generación como el Internet de las Cosas, inteligencia artificial, big data o automatizaciones. Entre otros proyectos, destaca el uso de visión artificial para determinar el peso de los cerdos durante su ciclo de crianza, lo que permite observar si hay una alimentación y una hidratación óptima, además de detectar enfermedades en estadios previos.
También, el uso de un sistema de sonido con inteligencia artificial que permite diferenciar el ronquido del cerdo de una posible tos para atacar las enfermedades en estados tempranos.
Además, ha lanzado la spin-off Nealia, que ofrece una aplicación para controlar una granja desde el móvil: desde regular y supervisar el ambiente del recinto hasta conocer los niveles y consumos de pienso y agua. El objetivo es facilitar la vida al granjero y cuidar de los animales a distancia.
Desde la creación de esta granja en 2018, Vall Companys ha desarrollado 44 ensayos en solitario o en colaboración con instituciones públicas como el Instituto de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA). Entre otras materias, se ha investigado en bienestar animal, eficiencia y sostenibilidad.
En total, ha invertido aproximadamente unos tres millones en la granja piloto y en la financiación de proyectos. El investigador de nutrición animal del grupo, Pau Aymerich, explica que 31 pruebas se han centrado en nutrición y sostenibilidad, mientras que 13 tenían como foco el bienestar de los animales. Actualmente, la empresa tiene 4.000 animales en el recinto.
Del primer apartado, Aymerich destaca el proyecto Neutral Pork para conseguir pienso más sostenible mediante diferentes ingredientes. En concreto, este producto cuenta con una formulación con un 20% menos de soja. De esta forma, se tiene un doble impacto medicambiental: se consigue reducir la huella de CO2 en un 25% al transportar menos materia prima y se reduce en un 50% el nitrógeno permitido legalmente en los purines.
Sobre el menor consumo de Sobre el menor consumo de soja, una legumbre que requiere mucha agua y cuyo transporte procedente de otros continentes eleva la huella de carbono, el directivo reivindica que ya hace tiempo que se trabaja con importaciones con certificación de sostenibilidad. La compañía ha conseguido que el 80% de la soja que consume sea verde y aspira a alcanzar el 100%.
Otro de los proyectos de referencia es. Welfares, que ya se aplica en las granjas del grupo. Consiste en la implementación de sistemas de refrigeración coolings y la introducción de paja en corrales para reducir el 40% la agresividad de los animales.
Fuente: FT