Áurea Rodríguez
Experta en Innovación y Tecnología

“Solo sé que no sé nada” decía Sócrates

 He seguido con atención los debates de la última Reunión Anual 2024 del Foro Económico Mundial celebrada en Davos, entre los líderes políticos, empresariales, culturales y sociales mundiales.

Este año el lema era Reconstruir la confianza con un dialogo constructivo entre todos los líderes de los gobiernos, las empresas y la sociedad civil, en este mundo fracturado por los conflictos, el cambio climático, las consecuencias de la adopción de la IA y, por tanto, las crecientes desigualdades, ofreciendo una visión de futuro basada en la ciencia, la industria y la sociedad.

Lo cierto es que viendo los discursos y declaraciones de algunos de los líderes no parece que vayamos a reconstruir nada porque hemos tenido que oír a negacionistas del clima y las desigualdades, otros justificando los conflictos y algunos alertando de las posibles desastrosas consecuencias de lo que están creando y que les está convirtiendo cada día en más ricos y poderosos. Ya lo dijo Antonio Guterres: “No podemos construir un futuro para nuestros nietos con un sistema construido para nuestros abuelos.”

Pues este sistema está basado en el liderazgo -y yo más-, que no parece llevarnos más que a la destrucción de todo aquello que nos ha hecho evolucionar como humanos, es decir, la innovación tecnológica en positivo, el conocimiento basado en la experiencia y los datos y la capacidad de solucionar problemas de manera civilizada para el bien de todos. Por definición, un líder es una persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad como una empresa. La pregunta es ¿A dónde? A mí no me sirven los líderes que no saben a dónde van, los que niegan la realidad y nos llevan al desfiladero ni los que nos quieren llevar a su huerto para aumentar su riqueza o poder.

Necesitamos otros líderes y lideresas que más que mandar, guíen con valores con el propósito de utilizar la innovación y el conocimiento por el bien común, de manera sostenible y con humildad. La humildad es importante para ser conscientes de lo que no sabemos y utilizar lo que conocemos para resolverlo.

 En el dinámico escenario de liderazgo actual, la conjunción de la humildad y el conocimiento emerge como una poderosa fórmula para abordar los desafíos complejos de nuestro tiempo. Mientras que la humildad fomenta la apertura, la empatía y la colaboración, el conocimiento proporciona la base sólida necesaria para la toma de decisiones informadas y estratégicas. Combinar estas dos cualidades esenciales es esencial para un liderazgo basado en la sostenibilidad.

El liderazgo humilde comienza con el reconocimiento de las propias limitaciones y la apertura a las perspectivas de los demás. Los líderes humildes admiten errores, aprenden de las experiencias y crean un entorno favorable para construir y colaborar. Si la humildad es el puente hacia la conexión humana, el conocimiento es la base sólida para la toma de decisiones informadas. Los líderes que buscan constantemente colaborar, aprender y entender el entorno en el que operan están mejor preparados para liderar en un mundo cada vez más complejo y cambiante y por tanto tomar decisiones informadas. Esta capacidad de toma de decisiones informada es esencial para abordar desafíos globales, desde la sostenibilidad ambiental hasta la equidad social.

 Los próximos años serán decisivos en cuanto a los desafíos actuales que solo son solucionables si se afrontan como humanidad y no como gestión local.  La humanidad debe ser una ante el calentamiento global, la crisis de los sistemas sanitarios, una creciente división digital y modelos de negocios que aumentan la desigualdad en cuanto a los recursos. Pero las soluciones reales son complejas y demandarán inversión, regulación e innovaciones sociales, organizativas y tecnológicas, no sólo de parte de todos. La idea de bien común también atiende a la necesidad de una gobernanza internacional eficaz, destacada en la noción de bienes públicos globales elaborada por Inge Kaul y que ayudó a inspirar el trabajo de la Comisión Mundial sobre la Economía del Agua o como en su día hubo un consenso sobre los estándares de internet.

La cultura organizacional que busque la sostenibilidad debe estar basada en el liderazgo humilde y con conocimiento que no solo aborda los desafíos actuales, sino que también prepara el terreno para un futuro más sostenible, equitativo e inspirador.

PD: En la era del humanismo tecnológico, cuidado con los tóxicos, trepas, troyanos y trolls y rodearos SINERGENTES que siempre suman aptitudes, equipo y valores.

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