En un mundo empresarial cada vez más consciente del medio ambiente y la sostenibilidad, las pymes y los autónomos se enfrentan a grandes desafíos. En España, la cifra de empresas entre 1 y 49 trabajadores, contando los autónomos, es de 2.903.333, según datos del Ministerio de Industria a mayo de 2023, lo que equivale al 98,88 % del total de empresas en el país.

La escala reducida de estas entidades a menudo se percibe como una limitación. Sin embargo, puede convertirse en una enorme oportunidad gracias a la agilidad y capacidad de adaptación inigualable de este tipo de empresas para liderar la innovación sostenible.

Aun así, el camino para la sostenibilidad no es fácil si no se incorpora desde el inicio, desde la fundación. Adaptar un negocio para hacer frente a los nuevos retos no siempre es fácil ni agradecido.

La falta de capital y recursos humanos puede ser un obstáculo en el camino de la sostenibilidad para cualquier empresa, en especial para las pequeñas.

La falta de conocimiento específico y la capacidad para mantenerse actualizado sobre las mejores prácticas requiere de tiempo y de esfuerzo.

Cuando ese esfuerzo supera al beneficio percibido, existe el riesgo de que las iniciativas de sostenibilidad se conviertan en una forma de “greenwashing” que puede volverse contra la empresa y dañar su reputación.

Encontrar el equilibrio adecuado entre prácticas sostenibles y rentabilidad del negocio es un desafío de enorme magnitud.

Implementar la sostenibilidad en la empresa es similar al propósito de inicio de año que muchos nos hacemos sobre ir al gimnasio.

Todos empezamos apuntándonos a uno. Luego tratamos de ir el primer día y lo damos todo. Pronto vemos dónde nos duele, en qué parte de nuestro cuerpo no sabemos cómo trabajar y dónde nos vemos incapaces. Al día siguiente, el dolor y el cansancio es latente y puede llegar a abrumarnos.

Ese es el momento clave en el que debemos decidir si seguimos o no.

Si optamos por no seguir podemos elegir dos vías: abandonar sin más o seguir visitando el gimnasio con nuestros colegas, pero, en lugar de sudar la camiseta, encontrándonos en el bar para luego decir que vamos semanalmente al centro deportivo. Esto es el equivalente “gymwashing”.

Si, por el contrario, optamos por seguir esforzándonos, estaremos una temporada sufriendo hasta que, poco tiempo después, descubrimos que no sólo estamos en forma, sino que nos sentimos realmente bien y nuestra vida mejora sustancialmente. Habremos introducido la rutina del deporte en nuestra visa. Eso es el equivalente de la sostenibilidad en la empresa.

El camino es duro, pero los beneficios que aporta son muchos.

Pero el camino a seguir no tiene por qué ser solitario. Podemos introducir una serie de aspectos que nos ayudarán a integrar la sostenibilidad en nuestra estrategia empresarial.

Lo primero de todo es establecer los objetivos de sostenibilidad de manera que sean realistas y alcanzables, evitando caer en la trampa de aspiraciones demasiado ambiciosas que no se alinean con nuestras capacidades.

Conviene priorizar aquellas acciones de sostenibilidad que ofrezcan el mayor impacto con la menor inversión de recursos.

Es probable que no todos los objetivos sean alcanzables con los recursos disponibles, pero que sea necesario incluirlos en nuestra hoja de ruta.

Para ello, debemos buscar activamente colaboraciones y asesoramiento que nos permitan superar las limitaciones de recursos y conocimientos.

Pueden plantearse alianzas con otras empresas, ONGs o instituciones educativas para acceder a recursos compartidos, conocimientos especializados y tecnologías más avanzadas. En el caso de las pymes, la mayor alianza actual es la Red del Pacto Mundial de Naciones Unidas, todo un referente en materia de Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero no es la única.

También existen subvenciones, créditos fiscales y programas de financiamiento que apoyan proyectos de sostenibilidad.

Otra alternativa es contratar a consultores o colaborar con expertos en sostenibilidad que puedan proporcionar asesoramiento personalizado, recursos y a consensuar alianzas con otras entidades y negocios. Al colaborar con otros negocios locales se pueden establecer redes de suministro y distribución más eficientes y ecológicas. Este enfoque comunitario no solo fortalece la economía local, sino que también fomenta la lealtad de los clientes, que cada vez valoran más el apoyo a los negocios locales y sostenibles.

El objetivo es introducir la sostenibilidad dentro de la estrategia como un valor propio para que se transforme en un elemento clave a considerar en cualquier toma de decisión.

Los líderes de pymes y los autónomos tienen la ventaja de poder tomar decisiones rápidas y personalizadas. Esto les permite implementar estrategias de sostenibilidad de manera más directa y eficaz.

Pueden establecer sus modelos de negocio de manera que integren prácticas sostenibles en todas las operaciones, desde la adquisición de materiales hasta la entrega de productos o servicios.

El liderazgo en sostenibilidad implica educar y crear conciencia. Los pequeños negocios pueden informar de manera más directa y confiable a sus clientes sobre las prácticas sostenibles y cómo su elección de productos o servicios contribuye a un impacto ambiental más positivo.

Esta transparencia y educación fortalece la relación cliente-empresa, promueve un consumo más consciente y potencia su imagen de marca.

Al fina y al cabo, el liderazgo se basa en la creación de confianza y en la creación de comunidad.

Sergio Colado
Miembro del Comité Ejecutivo de la Red del Pacto Mundial de Naciones Unidas España

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