El Índice Global de Seguridad Alimentaria 2022 muestra que el sistema alimentario se ha ido debilitando a lo largo de los años debido a un mundo cada vez más volátil
Las puntuaciones de asequibilidad han descendido drásticamente a escala mundial
El cambio climático sigue amenazando la seguridad alimentaria desde múltiples frentes
Las economías europeas siguen siendo las más seguras desde el punto de vista alimentario
La undécima edición del Índice de Seguridad Alimentaria Mundial (GFSI) revela un frágil sistema alimentario mundial mal preparado para hacer frente a perturbaciones como la guerra de Ucrania y las olas de calor de este verano. El estudio de Economist Impact, apoyado por Corteva Agriscience, concluye que la insuficiencia de inversiones y la creciente volatilidad siguen impulsando el deterioro del entorno alimentario mundial. La escalada de los precios de los alimentos y el aumento del hambre en el mundo de este año no son sólo producto de los conflictos y las condiciones meteorológicas extremas, sino también el reflejo de una preocupante tendencia a la disminución de la resiliencia de nuestro sistema alimentario.
El mundo logró grandes avances en materia de seguridad alimentaria entre 2012 y 2015, con un aumento del 6% en las puntuaciones globales del GFSI. Sin embargo, problemas estructurales y riesgos significativos en el sistema alimentario mundial llevaron posteriormente a que el crecimiento se ralentizara, y durante los últimos tres años la tendencia en el entorno general de la seguridad alimentaria se ha invertido. El estancamiento del progreso refleja la volatilidad de la producción agrícola, la escasa inversión en investigación y desarrollo (I+D) agrícola, la escasez de recursos naturales, el aumento de la desigualdad y la volatilidad del comercio y de la cadena de suministro.
La GFSI demuestra que los gobiernos no están preparados para el inevitable aumento de fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor de este verano en Europa y Norteamérica y las devastadoras inundaciones de Pakistán. En todo el mundo faltan técnicas de gestión del agua y sistemas de regadío que puedan ayudar a gestionar los efectos del cambio climático. En una época de escasez de recursos naturales, la inversión en I+D agrícola para aumentar el rendimiento y mejorar de forma sostenible la producción está en declive, mientras que las prácticas de gestión del suelo y la tierra siguen siendo deficientes.
“El Índice Global de Seguridad Alimentaria 2022 destaca el impacto crucial de los problemas estructurales y los riesgos para la seguridad alimentaria, como la volatilidad de la producción agrícola, el comercio y la interrupción de la cadena de suministro, la escasez de recursos naturales y la creciente desigualdad económica”, dice Pratima Singh, Principal, Policy and Insights en Economist Impact. “Choques recientes, como el conflicto de Ucrania y los altos precios de los alimentos, están estresando un sistema alimentario mundial ya frágil”.
“El informe mundial de Economist Impact pone de relieve el papel fundamental que desempeñan los agricultores para abordar la seguridad alimentaria, y las medidas que todos podemos tomar para hacer frente a las grandes brechas en los mercados desatendidos”, dice Tim Glenn, vicepresidente ejecutivo de la Unidad de Negocio de Semillas de Corteva Agriscience. “Es urgente renovar nuestro compromiso colectivo con la colaboración y la mejora del acceso a la innovación para combatir la inseguridad alimentaria.”
Principales conclusiones del GFSI 2022:
- Las puntuaciones de asequibilidad han caído globalmente: Las puntuaciones de asequibilidad han caído un 4% entre 2019 y 2022, arrastrando a la baja las puntuaciones globales en el GFSI 2022. Este descenso se ha visto impulsado por la pandemia del covid-19 y el aumento de los precios de los insumos agrícolas, junto con el debilitamiento de la libertad comercial y la incapacidad de los gobiernos para financiar las redes de seguridad. Esta fuerte caída no incluye los acontecimientos más recientes, como la inflación mundial de los precios de los alimentos del 7,9%.
- Las economías europeas son las más seguras desde el punto de vista alimentario: Ocho de los diez países con mejores resultados en 2022 proceden de la Europa de renta alta, encabezados por Finlandia (con una puntuación de 83,7), Irlanda (81,7) y Noruega (80,5). Japón (79,5) y Canadá (79,1) completan el resto de los diez primeros puestos.
- Los países con menor seguridad alimentaria son zonas de conflicto activo y se enfrentan a graves riesgos climáticos: Siria ocupa el último lugar de la lista (con una puntuación de 36,3), seguida de Haití (con una puntuación de 38,5) y Yemen (con una puntuación de 40,1). Al igual que en años anteriores, seis de las diez naciones con peor puntuación en 2022 proceden del África subsahariana, donde los riesgos climáticos son más graves y tres países también se enfrentan a conflictos.
- La situación de la seguridad alimentaria varía mucho de un país a otro: La puntuación media de los diez primeros países duplica la de los diez últimos, y Siria obtiene menos de la mitad de la puntuación de Finlandia. Esta desigualdad ha aumentado con el tiempo. La diferencia entre el país con mejores resultados y el que ocupa el último lugar de la clasificación no ha dejado de aumentar desde 2019.
- Los sistemas de riego y las técnicas de gestión del agua necesitan atención urgente para contrarrestar los efectos del cambio climático: El clima extremo y las temperaturas más cálidas exigen que utilicemos los recursos hídricos de manera eficaz, sin embargo, el GFSI 2022 muestra que los responsables políticos se están quedando cortos en los esfuerzos para gestionar el riesgo hídrico. Las infraestructuras de regadío han permanecido prácticamente inalteradas en los 11 años del GFSI, y siguen siendo las que obtienen la puntuación más baja de todas las medidas del índice.
Fuente: The Economist Group