Paloma García es una de las voces más influyentes en el impulso de la moda circular en España y Europa. Como directora de la Circular Sustainable Fashion Week Madrid (CSFW), trabaja activamente por transformar el sistema textil desde la sostenibilidad, la inclusión social y el respeto por la tradición artesanal
En esta entrevista, analiza los retos actuales de la industria de la moda y destaca la necesidad de una transformación profunda en los modelos de producción y consumo. A través de esta plataforma, busca visibilizar propuestas sostenibles, formar nuevas generaciones de diseñadores y fomentar una mayor conciencia sobre el impacto social y ambiental de nuestras decisiones como consumidores.
¿Cómo fue que nació Circular Sustainable Fashion Week?
Circular Sustainable Fashion Week nace inicialmente como una extensión de mi propio proyecto: The Circular Project. En 2015, The Circular Project cumplió un año. Es el primer y único espacio multimarca en Madrid especializado en moda sostenible y ética.
Cuando cumplimos ese primer año, pensé en organizar un desfile para celebrarlo, porque ya llegar al año me parecía todo un logro. Así que sacamos la ropa a la calle e hicimos un desfile muy bonito, aunque bastante rudimentario. Lo realizamos bajo una carpa, en una calle muy céntrica de Madrid, pero con muy pocos recursos.
Esa fue la semilla de lo que hoy es Circular Sustainable Fashion Week Madrid, que ahora va por su novena edición. Tras ese primer desfile, continuamos organizando iniciativas anuales, más pequeñas al principio, hasta que en un momento decidimos darle el enfoque y el marco que ya merecía. Así fue como desarrollamos toda una semana de desfiles y actividades alrededor de la moda sostenible.
El origen fue ese: la conmemoración del primer aniversario de The Circular Project en 2015.
¿Qué tipo de transformación buscan respecto a nuestra relación con la ropa y con el entorno, tanto social como ambiental?
Buscamos una transformación total. Tal y como se están haciendo las cosas, todos lo estamos viendo y sintiendo: vamos por un camino sin retorno.
Contamos con una herramienta increíble: la moda y la industria textil. Esta puede ser clave para transformar esa realidad. ¿Qué buscamos con Circular Sustainable Fashion Week Madrid? Demostrar que es posible seguir apostando por la creatividad, por nuevos creadores, y al mismo tiempo contribuir a la regeneración y sanación del planeta.
La mayoría de los diseños que se presentan en la pasarela son muy conscientes, hechos con materiales orgánicos, con trazabilidad y una cadena de custodia muy bien documentada.
Lo que queremos demostrar con la Fashion Week es que el cambio es posible. Podemos transformar la realidad actual —que no pinta nada bien— si tomamos conciencia de que la forma en que nos vestimos y consumimos ropa tiene un gran impacto. A través de esa conciencia, podemos contribuir e impulsar la sociedad nueva que estamos buscando.
¿Cuáles son los principales desafíos al momento de transformar los hábitos de consumo en relación con la moda?
Bueno, como su propio nombre indica, los desafíos son muchos… y bastante duros. Vivimos en una sociedad hiperconsumista, donde estamos sobre produciendo y consumiendo en exceso. Entonces, el mayor reto es precisamente frenar ese consumo, detener esa producción excesiva y, aun así, ser capaces de generar bienestar y beneficios.
Ahí está el gran reto que hoy están señalando muchos pensadores y economistas enfocados en el decrecimiento: cómo transformar nuestro sistema sin seguir agotando tantísimos recursos. La industria textil, además, es la segunda más contaminante del planeta y una de las que posee una cadena de valor más amplia y compleja.
Por eso necesitamos repensar y rediseñar toda esa cadena de valor, y empezar a actuar en función de las necesidades reales del planeta, que hoy son esencialmente ecológicas. Es un enorme desafío, y sinceramente, no estoy del todo convencida de que exista la voluntad real de enfrentarlo, porque los intereses económicos detrás son muy poderosos.
Sin embargo, desde iniciativas como la mía, o las de pensadores como Giorgio Scalise o Jason Hickel, se están proponiendo caminos hacia una nueva sociedad. Una sociedad que no dependa del consumo ni de la sobreproducción para generar bienestar. Ese es el gran reto: demostrar que se puede vivir bien sin ese modelo de crecimiento desmedido.
Además, ese nuevo enfoque también implica una activación territorial, un impulso a las economías locales, reforzando nuestra identidad y promoviendo colaboraciones internacionales, por supuesto.
Según su perspectiva, ¿qué papel desempeñan los jóvenes diseñadores, los estudiantes o incluso los consumidores en este nuevo paradigma de la moda circular?
Ahora mismo, los jóvenes son el futuro. El problema es que, en la mayoría de los casos, no están recibiendo toda la información que necesitan para convertirse en verdaderos motores del cambio. Aún arrastramos la inercia de cómo se ha educado en estas materias durante décadas, y es necesario formar a los estudiantes con una mentalidad capaz de hacer ese “clic” hacia la sociedad que necesitamos construir.
Yo, por ejemplo, recibo a muchas alumnas en prácticas, y muchas veces, las cosas que les cuento sobre moda sostenible, ecodiseño o reducción de impactos las están escuchando por primera vez. No las han visto en sus universidades o escuelas. Y eso no es culpa de los docentes, sino de los planes de estudio. Es fundamental que estos estudiantes estén bien preparados para ser verdaderos agentes de cambio.
Y luego están los consumidores, que representan otro gran desafío. Hoy tenemos plataformas de hiperconsumo como Shein o Temu, que nos bombardean constantemente con mensajes para comprar productos a precios bajísimos, cosas que no necesitamos. Estas plataformas arrasan con el mercado, con la producción local y con las iniciativas de diseñadores conscientes, que ofrecen productos de alta calidad por los que la mayoría de gente no apuesta, porque la comparación de precios es abrumadora.
Necesitamos que los consumidores comprendan que deben apostar por un consumo más consciente, más auténtico, y dejar de lado ese modelo insostenible. Pero tampoco podemos poner toda la responsabilidad sobre ellos, porque hay un sistema muy poderoso detrás, que opera con total libertad. Es muy difícil competir contra ese modelo: ellos siempre ganan en precio.
Además, están promoviendo una sociedad basada en la obsolescencia programada, en precios bajos, pero también en sueldos bajos. Porque cuando apuestas por una sociedad low cost, inevitablemente también estás empujando hacia salarios low cost. Se trata de abaratar todo, en todos los puntos de la cadena.
Y si tocara proyectarnos: ¿cómo le gustaría que fuera la industria de la moda dentro de 10 años, gracias a iniciativas como Fashion Week?
Bueno, yo empecé hace 10 años, y esperaba llegar al 2025 con una perspectiva mucho más optimista. Pero el “lado oscuro”, como yo lo llamo, ha actuado de forma muy agresiva. Han logrado apropiarse del mensaje de la sostenibilidad y han ralentizado mucho los avances. Incluso se ha legislado para que todo el peso recaiga sobre quienes apuestan por lo sostenible, y han conseguido debilitar leyes como la de diligencia debida, reduciendo sus exigencias.
Aun así, yo confío en que gane la razón y la coherencia, especialmente en este momento histórico. Hoy todo el mundo ha oído hablar de sostenibilidad, aunque muchas veces sin saber exactamente qué significa. Y eso lleva a que las personas saquen conclusiones poco realistas o directamente erróneas.
Yo quiero creer que, dentro de 10 años, habrá triunfado el sentido común y la coherencia. Aunque, como te digo, cuando empecé hace una década, soñé con que para hoy estaríamos mucho mejor.
Es cierto que se está legislando, y también hay mayor conciencia. Y siempre digo que si no es por las buenas, será por las malas. Porque las consecuencias del cambio climático ya las estamos viendo, especialmente en España. Tenemos fenómenos como las DANAs, lluvias torrenciales, huracanes y ciclones con una frecuencia que nunca antes habíamos experimentado.
Así que, aunque muchas personas aún no crean en quienes hablamos del cambio climático, lo cierto es que ya lo están viviendo en carne propia. La situación climática está cambiando a un ritmo acelerado.
Bueno, estimada Paloma, le agradecemos por estas reflexiones importantes, y sobre todo, por invitar a quienes nos escuchan a mirar la ropa que usamos con otros ojos y a ser parte de un cambio mucho más profundo.
Efectivamente, ese es el objetivo que perseguimos con la Circular Sustainable Fashion Week Madrid: mostrar el trabajo de diseñadores comprometidos que van a participar en esta edición, que se celebrará del 21 al 26 de abril.
Y, sobre todo, estamos muy emocionadas de recibir a Kate Fletcher, quien —como bien mencionaste al inicio— es una referente máxima para todas nosotras. Es muy valiente en sus propuestas, y lo ha sido especialmente con su libro Earth Logic, que ha sido como un espejo para todos los que formamos parte del sector.
En ese libro, plantea una verdad incuestionable: que debemos anteponer los derechos de la Madre Naturaleza por encima del beneficio económico puro y duro. Todo debe estructurarse desde esa premisa: primero la naturaleza. Porque el dinero no se puede comer ni respirar; la ropa tampoco. Lo que realmente nos permite vivir y respirar es la Madre Naturaleza. Y eso se nos ha olvidado. Se nos olvidó hace ya mucho tiempo.