En cuanto a la Directiva sobre Información Corporativa en Sostenibilidad (CSDR). Hay un nuevo umbral de aplicación. Se fija en 1.000 empleados y 450 millones de euros de facturación. Las empresas con menor número de empleados quedarán exentas de forma definitiva de la CSRD, ya que la Comisión, el Consejo y el Parlamento se han puesto de acuerdo en este umbral. En cuanto a la Directiva de Diligencia Debida (CSDDD). El umbral de aplicación se fija en 5.000 empleados y 1.500 millones de euros de facturación. Por tanto, esta directiva solo cubriría a empresas muy grandes. Se incluiría un enfoque basado en riesgos de la diligencia debida y se mantendría la obligación de las empresas de adoptar planes de transición climática. Al parecer todo indica que no habrá régimen de responsabilidad civil compartido.
Para Andreas Rasche, investigador en asuntos de sostenibilidad corporativa, “el recorte de 5.000 empleados y 1.500 millones de euros en CSDDD es inaceptable: esto hace que la diligencia debida solo sea relevante para unas pocas empresas muy grandes, e incluso estas muy pocas no enfrentarán un régimen común de responsabilidad civil (las tres instituciones están de acuerdo en esto)”. Andreas continuó afirmando que este acuerdo puede traer un cierre en las negociaciones, pero a un costo muy alto para la sostenibilidad y para la credibilidad de la “mayoría von der Leyen” en el Parlamento.
El próximo 13 de octubre se someterá esta posición a votación en la Comisión de Asuntos Jurídicos (JURI) y la siguiente semana se llevará a cabo la votación en el Pleno del Parlamento. A esto le seguirán las negociaciones tripartitas en noviembre y diciembre para negociar el texto jurídico definitivo. Aún queda algún pequeño tramo que recorrer, pero todo indica que este acuerdo será el definitivo.
¡Qué espectáculo! Parece que más allá de la sostenibilidad, el gran debate aquí es si la CSDDD desaparece por completo o solo se reduce a una pequeña parte. Si Andreas Rasche tiene razón, parece que solo las gigantes (¡y apenas!) seguirán jugando con la diligencia debida, mientras el resto de nosotros miramos con curiosidad. Y luego está la votación… ¡ojo con que no se cierre todo por un tramo final! Es como intentar montar un rompecabezas con las instrucciones al revés. ¡Quién sabe cuántos euros y empleados más cambiarán de juego!lucky wheel
¡Qué tensión en las negociaciones europeas! Parece que más allá de la sostenibilidad, el verdadero desafío es negociar quién se lleva el lastre de 1.500 millones y 5.000 empleados. Si la diligencia debida solo beneficia a los gigantes, ¿no deberían empezar por evaluar su propia facturación antes de dictaminar? Y la responsabilidad civil compartida… ¡qué concepto tan moderno y equitativo! En fin, esperemos que el acuerdo final sea tan sostenible como el trato que se da a los detalles en estas negociaciones. ¡A votar y a ver si la credibilidad de von der Leyen resiste al embate de las cifras!hẹn giờ online