Cubrir el Sáhara de paneles solares es un proyecto tentador. “Simplemente funciona”, argumenta Elon Musk, uno de los empresarios que lleva tiempo rumiando la idea. Pero un estudio publicado esta semana advierte de que construir una granja solar gigante en el desierto del Sáhara reduciría la cantidad de sol que reciben los paneles solares de otras regiones.

Una granja solar puede ser demasiado grande. El planteamiento suena absurdo. La energía del sol es ilimitada a escala humana, no es un recurso finito como el carbón, el petróleo o el gas.

Sin embargo, la reciente investigación de científicos chinos y británicos muestra que, a partir de cierto tamaño, las granjas solares se vuelven lo suficientemente grandes para modificar el clima.

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